Usté es Chileno
Para cada capítulo del Fuera de Cancha, nos reunimos con los cabros del barrio a tomarnos unas Bálticas alrededor del transistor y escuchamos a los partners que comentan el golf nacional e internacional. Lo acompañamos con dobladitas, lonjas de mortadela lisa (cortadas bien gruesas) y queso de cabeza, porque estas ocasiones son de alta importancia para los que nos gusta este deporte, y esta reunión la realizamos como si fuera una verdadera gala del golf nacional. Siempre cuidamos que el menú sea de lo más fino. Nosotros nos tomamos estos momentos en serio.
Yo no sé bien si habrá sido el COVID-19 y sus efectos, pero, aparentemente, la gallada cambió su manera de hablar. El otro día, en una parte del programa, justo cuando abría la quinta latita de pilsener, desde el mismo transistor sale despachada una frase que decía más o menos así: “…a las finales de la ronda, caminó por el último hoyo del campo y metió la bola para birdie, el que le concedió el título del torneo”. Como esos globos que pegan los parnters que son malos para el drive, se me dispararon los triglicéridos por arriba de la capa de ozono del puro choriamiento que me produjo escuchar tamaña vulgaridad. Sí, usted escuchó bien: ronda, campo, bola.
Con el debido respeto, querido lector y golfista: ¡qué es esa cochinada! Más de 200 años de historia tenimos como país y sale un partner hablando como si fuera un reptiliano proveniente de otra galáctea. ¿Le dará vergüenza ser chileno? Sí es así, déjeme contarle una observación que tengo sobre un Titán del golf: el Felipe Aguilar.
Aguilar es mi ídolo. No solo porque es una verdadera pantera hambrienta de birdies y águilas que nos llenó de trofeos suficientes para construirle su propia catedral de oro y plata, si fundiéramos sus copas; sino también por su siempre y exquisitamente sofisticado estilo para vestirse, combinando colores y texturas como si lo vistiera el mismísimo Van Gogh. No le vaya a comentar al Rubén Campos sobre esto, porque me han contado que se pone de lo más envidioso cuando le mencionan el tema o lo ve en la tele a color.
Hacen años, lo fui a ver jugar en Cachagua. Ni bien llegaba a la terraza, su potente figura casi me tumba en el piso de pura emoción. Menos mal había un partner que me convidó un chorrito de aguardiente para recomponerme y seguir presenciando este extraordinario espectáculo. Parado en el putting green antes de salir a la cancha, como siempre firmando autógrafos y conversando con cuanto marciano le llegaba a hablar, el maestro lucía elegantemente un pantalón con nuestra hermosa bandera nacional. ¡Qué partner más pachorriento y orgulloso de nuestro país!
Según me contaron, ese mismo pantalón lo usó en torneos del tour de las Europas, en donde incluso ganó. ¡Hábleme de orgullo y patriotismo!
Si no entendió, me explico a continuación.
Cuando usted habla de campo, bola o ronda, usted no está siendo un buen chileno como Aguilar. Su actitud es de un pusilánime y, difícilmente, ganará de esa manera en el golf. “Campo”, en Chile, es donde se siembran las papas que acompañan las prietas que usted come al desayuno. “Bola”, es la que se usa en los salones donde se va a tomar los combinados cuando juega pool después del golf con sus partners. “Ronda”, es el conjunto de pilseners que usted invita en el hoyo 19 finalizado el día de juego. En Chile se dice CANCHA, PELOTA y VUELTA. Punto. No me venga con cosas. Así se habla acá y ni los Reales Ancianos del San Adrews -con el debido respeto que le tengo- nos van a venir a cambiar la forma en que denominamos los distintos elementos del golf en este país. Respétese, enorgullézcase de ser chileno y hable como tal, cachetonéese de ser chileno como el Felipe Aguilar (@golfistachileno en el Imstagran, mire qué coincidencia).
Pro Tip: A los jugadores de la próxima Copa Los Andes, cuando ganen este año (sí, van a ganar), les dejo el protocolo chileno en el momento del triunfo.
1 Estreche la mano de su adversario en el green, presente sus respetos a él y su país, ya sea un hermano argentino, colombiano, paraguayo o de cualquier otra nación de Latinoamérica.
2 Retroceda dos pasos y de media vuelta (jamás mire a la cara a su adversario en este momento).
3 Fije su mirada en el cielo, ahí donde se encuentra el creador de todos los swings del mundo, y grite con todas las fuerzas que tenga en ese momento: “¡VIVA CHILE CONCHETUMARE!”, como se hace acá.
Si usted me hace caso, verá cuan bien se siente uno después de ocupar esta técnica y cuánto temor infundirá en sus oponentes la próxima vez que los enfrente, sólo por ser chileno. Porque es sabido que el chileno, en el golf, es de temer.
Su servidor,
Don Menac.