Corría el año 2020, enero para ser exacto, y volvía de jugar golf en el sur con mis primos, en nuestro afamado torneo interno, el cual recorre el Club el Alba, Las Bandurrias de Osorno y Patagonia Virgin. No gané pero mi juego ilusionó al público presente. ¿Qué pasó ese año, el que debía ser mío? La pandemia llegó y cagó todos mis objetivos deportivos. Además, me sumió en un deprimente momento sin objetivos claros, hasta que los conocí.

Por casualidades de la vida llegué a Fuera de Cancha, ilusionándome con los Ingenieros de Wuhan, la elegancia de Richi, el nunca es tarde de AC y odiando al weón del Sombra. Todo eso me ayudó a entretenerme en la pandemia y a encontrar uno de mis grandes propósitos, el hacer memes.

Ese punto fue fundamental, dado que exploté mi creatividad al punto de conocer a mis “ídolos”, codearme con ellos y trabajar por un futuro mejor.

Pero saben que, entre que comencé a mandar memes, los conocí en un asado y crearon una página web, han pasado más de 3 años, 60 memes y solo me mencionaron en un capítulo. ¿Cómo se sentirían ustedes?

Si a esto se le suma que ya no los suben y me mencionan solo para sacarse los pillos, hacen que me sienta decepcionado.

Por eso escribo esto, para que ustedes, mis fans, sepan lo que se vive dentro del segundo plano del programa. La única forma de solucionar esto es que Sombryson diga que soy el mejor creador de memes del mundo, lo que bastaría para que se acabe la huelga.

Adios, hasta nuevo aviso,

El buen Memes